Diamantes de Laboratorio
El diamante cultivado en laboratorio es químicamente idéntico a cualquier otro diamante de la Tierra. Sin embargo, en lugar de diamantes extraídos de minas, que se formaron bajo tierra hace miles de millones de años, su diamante se cultivó en condiciones controladas de laboratorio mediante sofisticados métodos de síntesis química. Existen dos enfoques específicos para la creación de diamantes:
Deposición química de vapor (CVD)
El proceso de deposición química en fase de vapor (CVD) libera carbono del plasma. Esto implica el sobrecalentamiento de hidrocarburos gaseosos en vacío a una temperatura de entre 3000 y 4000 °C, momento en el cual los átomos de carbono comienzan a separarse de sus enlaces moleculares. Estos átomos descienden y se depositan sobre una oblea plana de diamante sintético previamente cultivado, donde crecen en capas verticales. Este sustrato es cuadrado para aplicaciones en joyería, pero su forma puede variar para otras aplicaciones en medicina, comunicaciones y tecnología.
Alta presión y alta temperatura (HPHT)
El proceso de Alta Presión y Alta Temperatura (HPHT) reproduce las condiciones naturales en las que se formaron los diamantes a 160 kilómetros por debajo de la superficie debido a la subducción. Una fuente de carbono, una semilla de diamante y un catalizador metálico se introducen en una celda octaédrica. La celda se coloca en una enorme prensa mecánica donde su contenido se calienta a cerca de 1500 °C y se somete a una presión asombrosa. El metal fundido disuelve el carbono y la presión precipita la semilla de diamante, dando lugar a un diamante de mayor tamaño. El nivel de presión de estas inmensas prensas se ha comparado con el que se experimentaría si se equilibrara un avión jumbo en la punta del dedo.